Durante décadas, el huevo ha sido objeto de debate en el mundo de la nutrición. Su riqueza en nutrientes ha sido reconocida, pero también ha enfrentado restricciones debido a su contenido de colesterol. ¿Qué impacto tuvieron estas recomendaciones en los hábitos de consumo a lo largo del tiempo? Un estudio reciente con 48 años de seguimiento, realizado en California (EE.UU.), arroja luz sobre esta pregunta y revela datos clave sobre cómo las guías alimentarias, la percepción del colesterol y la edad influyen en el consumo de huevo.
Un estudio único en su tipo
La investigación se basó en el Rancho Bernardo Study, una cohorte que comenzó en 1972 con más de 6,000 participantes. Se realizaron mediciones periódicas del consumo de huevos en tres momentos: entre 1972–1974, luego entre 1988–1996 y finalmente en 2021, cuando también se investigaron las razones por las que algunas personas evitaban este alimento.
Lo que mostró la historia: caída y recuperación
En los años 70, los participantes consumían en promedio 3.6 huevos por semana. Sin embargo, en los años 90, la cifra cayó a 1.8 huevos semanales, coincidiendo con las recomendaciones de limitar el consumo de colesterol a menos de 300 mg por día y a no más de tres huevos semanales. Estas pautas, promovidas por la Asociación Americana del Corazón y adoptadas por muchas otras entidades, fueron un factor decisivo en esa disminución.
Sorprendentemente, en 2021, el consumo promedio volvió a subir a 3.4 huevos por semana, niveles similares a los de los años 70. Esta recuperación ocurrió después de que las guías alimentarias de EE.UU. dejaron de restringir el colesterol dietético en 2015, al reconocer que su impacto en los niveles de colesterol sanguíneo es mínimo para la mayoría de personas.
Factores que influyen en el consumo
A lo largo del tiempo, los hombres consumieron más huevos que las mujeres, una diferencia consistente en todos los puntos de medición. También se encontró que ni la edad, ni el nivel educativo, ni el ingreso económico mostraron una influencia significativa en el número de huevos consumidos por semana, lo que sugiere que los hábitos alimentarios relacionados con el huevo son bastante estables en el tiempo.
En 1972, tener colesterol alto o estar en tratamiento para reducirlo estaba claramente asociado con una menor ingesta de huevos. Sin embargo, en 2021, estos factores ya no tuvieron efecto sobre el consumo, lo que refleja una mejor comprensión médica y pública sobre la relación real entre colesterol dietético y salud cardiovascular.
Persisten los mitos… y las barreras
A pesar de los avances científicos, más del 22 % de los participantes en 2021 afirmaron limitar su consumo de huevos. ¿La razón principal? El miedo al colesterol. Muchas personas todavía creen que los huevos “suben el colesterol” o los evitan porque un médico alguna vez se los prohibió, incluso si esa recomendación ya no es vigente.
Esto evidencia que los efectos de guías alimentarias restrictivas pueden perdurar por décadas, influyendo en las decisiones alimentarias mucho después de que han sido abandonadas oficialmente.
Un llamado a educar
El estudio demuestra que el consumo de huevo es sensible a las recomendaciones nutricionales, y que, cuando estas cambian, los hábitos pueden modificarse… pero lentamente. Por eso, es urgente reforzar la educación nutricional basada en evidencia, especialmente entre los adultos mayores, quienes podrían beneficiarse especialmente del huevo como fuente accesible de proteínas, colina, vitamina D, B12 y antioxidantes como la luteína.
El huevo no solo es un alimento completo y asequible, sino que, al eliminar viejos mitos, puede ocupar un lugar más justo y positivo dentro de una dieta saludable.
Conclusión
Este estudio pionero de casi medio siglo nos recuerda que la ciencia evoluciona, pero los mitos persisten. El huevo ha demostrado ser un alimento valioso a lo largo del tiempo, y con educación adecuada, podemos asegurarnos de que más personas lo disfruten sin culpa!
Fuente: Kritz-Silverstein, D., & Bettencourt, R. (2025). Egg Consumption: Trends Over 48 Years, Patterns Across the Lifespan, and Predictors of Intake. Nutrients, 17(3), 533. https://doi.org/10.3390/nu17030533
Elaborado por: Lic. Sandra Wages Young, Nutricionista ILH-ALA
La investigación se basó en el Rancho Bernardo Study, una cohorte que comenzó en 1972 con más de 6,000 participantes. Se realizaron mediciones periódicas del consumo de huevos en tres momentos: entre 1972–1974, luego entre 1988–1996 y finalmente en 2021, cuando también se investigaron las razones por las que algunas personas evitaban este alimento.
Lo que mostró la historia: caída y recuperación
En los años 70, los participantes consumían en promedio 3.6 huevos por semana. Sin embargo, en los años 90, la cifra cayó a 1.8 huevos semanales, coincidiendo con las recomendaciones de limitar el consumo de colesterol a menos de 300 mg por día y a no más de tres huevos semanales. Estas pautas, promovidas por la Asociación Americana del Corazón y adoptadas por muchas otras entidades, fueron un factor decisivo en esa disminución.
Sorprendentemente, en 2021, el consumo promedio volvió a subir a 3.4 huevos por semana, niveles similares a los de los años 70. Esta recuperación ocurrió después de que las guías alimentarias de EE.UU. dejaron de restringir el colesterol dietético en 2015, al reconocer que su impacto en los niveles de colesterol sanguíneo es mínimo para la mayoría de personas.
Factores que influyen en el consumo
A lo largo del tiempo, los hombres consumieron más huevos que las mujeres, una diferencia consistente en todos los puntos de medición. También se encontró que ni la edad, ni el nivel educativo, ni el ingreso económico mostraron una influencia significativa en el número de huevos consumidos por semana, lo que sugiere que los hábitos alimentarios relacionados con el huevo son bastante estables en el tiempo.
En 1972, tener colesterol alto o estar en tratamiento para reducirlo estaba claramente asociado con una menor ingesta de huevos. Sin embargo, en 2021, estos factores ya no tuvieron efecto sobre el consumo, lo que refleja una mejor comprensión médica y pública sobre la relación real entre colesterol dietético y salud cardiovascular.
Persisten los mitos… y las barreras
A pesar de los avances científicos, más del 22 % de los participantes en 2021 afirmaron limitar su consumo de huevos. ¿La razón principal? El miedo al colesterol. Muchas personas todavía creen que los huevos “suben el colesterol” o los evitan porque un médico alguna vez se los prohibió, incluso si esa recomendación ya no es vigente.
Esto evidencia que los efectos de guías alimentarias restrictivas pueden perdurar por décadas, influyendo en las decisiones alimentarias mucho después de que han sido abandonadas oficialmente.
Un llamado a educar
El estudio demuestra que el consumo de huevo es sensible a las recomendaciones nutricionales, y que, cuando estas cambian, los hábitos pueden modificarse… pero lentamente. Por eso, es urgente reforzar la educación nutricional basada en evidencia, especialmente entre los adultos mayores, quienes podrían beneficiarse especialmente del huevo como fuente accesible de proteínas, colina, vitamina D, B12 y antioxidantes como la luteína.
El huevo no solo es un alimento completo y asequible, sino que, al eliminar viejos mitos, puede ocupar un lugar más justo y positivo dentro de una dieta saludable.
Conclusión
Este estudio pionero de casi medio siglo nos recuerda que la ciencia evoluciona, pero los mitos persisten. El huevo ha demostrado ser un alimento valioso a lo largo del tiempo, y con educación adecuada, podemos asegurarnos de que más personas lo disfruten sin culpa!
Fuente: Kritz-Silverstein, D., & Bettencourt, R. (2025). Egg Consumption: Trends Over 48 Years, Patterns Across the Lifespan, and Predictors of Intake. Nutrients, 17(3), 533. https://doi.org/10.3390/nu17030533
Elaborado por: Lic. Sandra Wages Young, Nutricionista ILH-ALA